El saque de portero y su lugar perdido en los entrenamientos

Un portero realizando un saque de portería con el balón plantado.

En el fútbol moderno, la figura del portero ha dejado de ser meramente defensiva para convertirse en un auténtico iniciador del juego. Su influencia ha crecido notablemente gracias a la evolución del estilo de juego, donde cada vez se da más importancia a la salida de balón limpia y controlada desde el fondo. Sin embargo, a pesar de este nuevo protagonismo, el saque del portero sigue siendo una de las técnicas más infravaloradas en los entrenamientos, tanto en fútbol base como en categorías superiores.

Ya sea con el pie o con la mano, el saque representa el primer paso de una jugada ofensiva. Un saque preciso no solo sirve para reiniciar el juego, sino que puede romper líneas defensivas, activar una transición rápida o mantener la posesión del balón en momentos de presión. Ignorar su entrenamiento es, en definitiva, restar opciones y herramientas al equipo.

Tipos de saque y su ejecución

Dominar las distintas variantes del saque es fundamental para que el portero pueda adaptarse a cada situación del partido. Cada tipo de saque tiene sus particularidades técnicas, usos tácticos y riesgos.

  1. Saque con el pie plantado

Es el más utilizado tras un balón parado o cuando el juego se reinicia desde una posición estática. Permite al portero buscar con precisión a un compañero, ya sea en corto o en largo. La correcta orientación corporal, el ajuste del pie de apoyo y un buen contacto con el balón son claves para ejecutar este saque con eficacia.

  1. Saque de semivolea

Espectacular y arriesgado, pero muy útil para activar rápidamente el ataque. Se realiza dejando caer el balón desde las manos y golpeándolo justo antes de tocar el suelo. Su ejecución requiere técnica, fuerza y, sobre todo, coordinación. Es ideal en situaciones de contraataque donde el rival está mal posicionado.

  1. Saque raso con la mano

Este tipo de saque ofrece el mayor control y seguridad. Se utiliza principalmente para conectar con compañeros cercanos y mantener la posesión. El portero lo ejecuta con un movimiento fluido, buscando precisión más que potencia. Es muy eficaz en equipos que apuestan por construir desde atrás.

  1. Saque aéreo con la mano

Más potente que el saque raso, pero con mayor riesgo si no se controla bien. Permite alcanzar compañeros en posiciones intermedias o incluso superar varias líneas del rival. Cuando se domina, se convierte en una herramienta táctica valiosa.

Para una descripción más detallada de estas acciones, puedes consultar también nuestra sección de Técnica Ofensiva, donde profundizamos en los pasos para realizar los distintos tipos de saques.

Entrenamiento específico: recuperar el saque en las rutinas

En muchas sesiones de entrenamiento, los porteros se centran principalmente en el trabajo defensivo: paradas, blocajes, salidas, despejes… Sin embargo, se descuida el trabajo con balón, especialmente el saque. Esta omisión limita su papel ofensivo y reduce su capacidad de tomar decisiones efectivas bajo presión.

Ejercicios útiles para incluir en las sesiones:

  • Mini porterías como objetivo: tras un blocaje o una parada, el portero debe realizar un saque dirigido a una de varias mini porterías. Se entrena la precisión, visión periférica y la toma de decisiones.
  • Saques tras recuperación: en tareas 1 vs 1 o tras un rechace, el portero debe reaccionar rápidamente y realizar un saque inmediato hacia un compañero desmarcado.
  • Recepción en movimiento: trabajar la semivolea con jugadores que se desmarcan a banda o a la espalda de la defensa. Ideal para afinar distancia, dirección y lectura del juego.
  • Saques bajo presión: colocar al portero en situaciones donde deba decidir entre varias opciones de pase ante rivales simulando presión. Favorece la rapidez mental y el uso de ambos perfiles.

 

Para más ideas y tareas prácticas, visita nuestra sección de Ejercicios, donde encontrarás propuestas específicas para incluir en tus entrenamientos.

Formación desde la base

En etapas formativas, el desarrollo del saque es esencial. Introducirlo desde edades tempranas no solo mejora la técnica, sino que también ayuda a que los porteros se sientan cómodos con el balón y participen activamente en el juego.

Los beneficios del entrenamiento del saque incluyen:

  • Coordinación y timing: fundamentales para ejecutar la semivolea o saques en movimiento.
  • Visión periférica: para identificar la mejor opción de pase bajo presión.
  • Lectura táctica del juego: entender cuándo jugar corto, cuándo lanzar largo y a quién dirigir el balón.
  • Confianza: sentirse parte del circuito ofensivo refuerza la seguridad del portero.

 

En categorías como alevín o infantil, conviene incorporar ejercicios específicos en cada sesión. Puedes ver más sobre este enfoque en nuestro artículo sobre Etapas clave en el entrenamiento del portero.

Dimensión táctica: el portero como lanzador

Dependiendo del modelo de juego, el portero puede tener un rol más o menos activo con el balón. En equipos que apuestan por salir jugando desde atrás, los saques cortos o rasos son más frecuentes. En cambio, en conjuntos más verticales, se busca aprovechar el saque largo al espacio o hacia un delantero que fija la defensa.

Por eso es importante que los entrenadores no trabajen el saque solo en ejercicios individuales, sino que lo integren en tareas colectivas. Incluir al portero en rondos, posesiones o juegos de posición mejora su toma de decisiones, timing y comprensión del juego.

Para profundizar en esta faceta, puedes consultar también el artículo sobre El portero y el juego con el pie.

Conclusión

El saque del portero no debe ser una acción secundaria en los entrenamientos, sino una herramienta estratégica con impacto directo en el desarrollo del juego. Entrenar esta faceta técnica desde edades tempranas permite formar porteros más completos, con mayor confianza y con la capacidad de influir tanto defensiva como ofensivamente.

En un fútbol cada vez más dinámico, donde los porteros son casi un «jugador extra» en la construcción del juego, dominar el saque —en todas sus variantes— es una obligación, no una opción. Ignorarlo es desperdiciar una posibilidad de marcar la diferencia en los partidos.

Si todavía no dedicas tiempo al entrenamiento específico del saque en tus sesiones, este es el momento de empezar.

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