Claves para planificar entrenamientos para niños y adolescentes

Un niño con un peto amarillo sujeta el balón con el cuerpo

Planificar un entrenamiento para porteros jóvenes va mucho más allá de simplemente realizar ejercicios. Implica comprender el proceso de desarrollo físico, cognitivo y emocional que atraviesan niños y adolescentes, así como adaptar las cargas, los objetivos y las dinámicas de trabajo para potenciar su evolución sin caer en la sobreexigencia. Una buena planificación no solo mejora su rendimiento en el corto plazo, sino que sienta las bases de su crecimiento como deportistas.

En este artículo te ofrecemos una guía práctica y detallada para estructurar entrenamientos efectivos y seguros para porteros en etapas de formación.

¿Por qué es importante planificar correctamente?

Una sesión bien planificada asegura que el portero:

  • Mejore sus habilidades técnicas y tácticas
  • Se mantenga motivado y con ganas de entrenar
  • Evite lesiones causadas por sobrecarga o mala ejecución
  • Se desarrolle de manera equilibrada

 

Además, al establecer objetivos claros y adaptar los ejercicios a la edad y nivel del portero, se optimiza el tiempo de entrenamiento y se generan progresos visibles.

Tamaño del grupo

Limitar el grupo a un máximo de 4 porteros permite una atención más personalizada. Esto facilita que el entrenador pueda observar con detalle, corregir y adaptar los ejercicios a cada portero. Además, fomenta una mayor participación y reduce los tiempos de espera.

 

Conocer el nivel del grupo

Antes de empezar, es fundamental evaluar las capacidades técnicas (como el blocaje, despeje, desplazamientos) y tácticas (posición, toma de decisiones, lectura del juego) de los porteros. Esto te ayudará a adaptar los ejercicios, evitar frustraciones innecesarias y proponer desafíos que motiven sin saturar.

Un grupo de jugadoras de fútbol durante una charla en el campo.

Establecer objetivos claros

Cada sesión debe tener un objetivo técnico (por ejemplo, mejorar el despeje de puños) y un objetivo táctico (como el posicionamiento en centros laterales). Es clave centrarse en ellos durante todo el entrenamiento, aunque sin descuidar el resto de aspectos del juego. Esta estructura ayuda al portero a entender por qué hace cada ejercicio y cómo aplicarlo en el partido.

Calentamiento: activación técnica y coordinativa

El calentamiento debe durar entre 10 y 15 minutos e incluir ejercicios orientados al gesto técnico objetivo de la sesión, además de coordinación, fundamental en edades tempranas. Por ejemplo, puedes comenzar con desplazamientos dinámicos, ejercicios con conos, saltos o juegos que involucren reacción y atención.

 

Parte principal: simular el juego real

En esta fase, realiza entre 2 y 3 ejercicios que simulen situaciones reales. Es decir, que se parezcan a lo que ocurre en un partido. Esto mejora la transferencia del aprendizaje.

Por ejemplo:

  • Ejercicio 1: Acción de uno contra uno tras pase filtrado
  • Ejercicio 2: Salida a blocaje aéreo tras centro lateral
  • Ejercicio 3 (opcional): Tiros combinados con toma de decisión

 

Interacción entre porteros

Fomenta que los porteros participen activamente entre sí: uno lanza, otro defiende, otro repite. Esto favorece la comunicación, el trabajo en equipo y la toma de decisiones desde el rol de lanzador o servidor. Es importante regular la fuerza e intensidad del disparo según la edad y el nivel.

 

Finalización: refuerzo técnico

La parte final del entrenamiento puede consistir en ejercicios de saques plantados, semivolea o acciones que hayan sido trabajadas en la parte principal. Esto consolida el aprendizaje técnico, permite acabar la sesión con éxito y libera tensión.

Consideraciones sobre la carga de entrenamiento

Uno de los errores más comunes en entrenamientos infantiles y juveniles es la sobreexigencia física o mental. Es clave adaptar la intensidad, volumen y densidad del trabajo.

Te recomendamos leer:

Cómo gestionar la carga durante los entrenamientos

Algunas pautas básicas:

  • Duración: entre 45 y 60 minutos
  • Intensidad: debe permitir mantener la calidad técnica
  • Recuperación: pausas activas y ejercicios de baja carga para descansar sin desconectar

Etapas de desarrollo del portero

La planificación debe contemplar la etapa de formación en la que se encuentra el portero:

  1. Iniciación (hasta los 11): Coordinación básica, juegos, gestos técnicos simples.
  2. Perfeccionamiento (12-18 años): Bases técnicas sólidas, introducción a la táctica.
  3. Especialización (+18 años): Consolidación táctica, mejora física específica.

 

Más información en:


Etapas clave en el entrenamiento del portero

Conclusión

Planificar entrenamientos para porteros en formación requiere mucho más que una lista de ejercicios. Implica entender el proceso de crecimiento de los jóvenes, adaptar los estímulos, marcar objetivos claros y trabajar con constancia. Una buena planificación no solo forma porteros más completos, sino personas más seguras y comprometidas.

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