📅 Publicado el: junio 25, 2025
🔄 Última actualización: julio 11, 2025
Desplazamientos laterales en la portería: agilidad sin perder estabilidad
En el fútbol moderno, la figura del portero ha evolucionado más allá del simple “parador de balones”. Su papel ahora implica una lectura constante del juego, anticipación, dominio del área y, sobre todo, capacidad de reacción. Parte esencial de estas capacidades radica en saber moverse de forma eficiente dentro del arco, y en particular, dominar los desplazamientos laterales.
Entender cómo y cuándo realizar un tipo de desplazamiento lateral puede marcar la diferencia entre una intervención exitosa y un gol evitado por centímetros. En esta publicación, abordaremos en profundidad la importancia de estos movimientos, los tipos que existen y cómo aplicarlos sin perder estabilidad ni agilidad.

Espacio y tiempo: la base del movimiento
Todo portero se desenvuelve en lo que podríamos llamar un “espacio/tempo”. Este concepto, desarrollado en mayor detalle en nuestra entrada “El portero y el espacio/tiempo: anticipación y posicionamiento”, hace referencia a la capacidad del guardameta para estar en el lugar adecuado en el momento justo. Se trata de prever lo que puede suceder, posicionarse en función del balón, los rivales y la posible trayectoria de juego, y reaccionar en consecuencia.
Los desplazamientos laterales se convierten, en este contexto, en una herramienta indispensable. Permiten ajustar la posición del portero respecto al balón y al desarrollo de la jugada, sin comprometer su capacidad de intervención. Pero no basta con moverse: hay que moverse bien, con intención, técnica y control.
Diferentes tipos de desplazamientos: cuándo y por qué
El portero no se desplaza siempre de la misma manera. Según la situación de juego, deberá optar por un tipo de paso u otro. A grandes rasgos, podemos hablar de dos formas principales de desplazamiento lateral: el paso lateral y el paso cruzado. Cada uno tiene su utilidad, sus ventajas y también sus riesgos si no se ejecutan correctamente.
Paso lateral
El paso lateral es el movimiento más común y básico. Se utiliza para cubrir pequeñas distancias dentro del arco, para reposicionarse o para mantener el ángulo de cobertura respecto al balón cuando este cambia de lugar ligeramente.
Consiste en un simple desplazamiento hacia un lado, con pasos cortos, sin cruzar las piernas, manteniendo siempre la base de apoyo y la posición corporal que caracteriza al portero: cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante, centro de gravedad bajo, brazos semiflexionados y mirada atenta.
Este paso es ideal para situaciones en las que el portero necesita mantener el equilibrio y la capacidad de reacción inmediata. Por ejemplo, cuando el rival circula el balón en la frontal del área o cuando se prevé un posible disparo desde media distancia.
Paso cruzado
El paso cruzado se emplea cuando es necesario recorrer mayores distancias en poco tiempo. Este movimiento consiste en cruzar una pierna por delante de la otra (nunca por detrás, para evitar desestabilización) y permite ganar terreno de forma más rápida y fluida.
Es especialmente útil en situaciones de cambios rápidos de lado, como un pase al segundo palo o una jugada que obliga al portero a moverse de un extremo a otro del área en cuestión de segundos.
A pesar de su eficiencia en cuanto a desplazamiento, este paso requiere una buena técnica y control corporal, ya que el cruce implica cierto riesgo de perder estabilidad si no se realiza correctamente. Además, debe ejecutarse sin perder de vista la necesidad de estar siempre en disposición de frenar, cambiar de dirección o iniciar otra acción inmediata (salida, bloqueo, achique).
Estabilidad y preparación: claves en ambos movimientos
Tanto en el paso lateral como en el cruzado, hay un factor común que no puede pasar desapercibido: la estabilidad. El portero, en todo momento, debe moverse con el cuerpo en posición activa, preparado para intervenir. Esto significa mantener una buena base de apoyo, no elevar el centro de gravedad y, sobre todo, conservar el equilibrio incluso durante el movimiento.
En este sentido, la calidad del desplazamiento no se mide únicamente por la velocidad, sino por la capacidad de seguir en control al final del mismo. Un portero que llega rápido pero descolocado, o desequilibrado, difícilmente podrá responder eficazmente a una acción inmediata.
Además, ambos movimientos deben permitir la transición fluida a otras acciones: salto, estirada, salida, achique, despeje, etc. Por ello, es esencial entrenarlos no como gestos aislados, sino dentro de situaciones reales de juego que exijan esta combinación de movilidad, control y reacción.
Errores comunes a evitar
En el entrenamiento y observación de porteros, es frecuente identificar ciertos errores que comprometen la eficacia de los desplazamientos laterales. Algunos de los más habituales son:
- Cruzado por detrás: en el paso cruzado, hacerlo por detrás puede provocar tropiezos o desestabilización, además de limitar la capacidad de reacción.
- Pérdida de postura activa: elevar el tronco, relajar los brazos o desatender la orientación del cuerpo puede traducirse en una menor capacidad para intervenir.
- Pasos exageradamente largos: intentar recorrer demasiada distancia en un solo paso puede generar desequilibrio o tiempos muertos en el movimiento.
- No ajustar el paso al contexto: utilizar un paso cruzado cuando bastaba con uno lateral, o viceversa, es un error de lectura del juego que puede dejar al portero fuera de lugar.
Entrenamiento específico y progresivo
La mejora en los desplazamientos laterales requiere entrenamiento técnico específico, enfocado en la calidad del gesto y la toma de decisiones. Lo ideal es trabajarlos primero de forma aislada (sin balón), para interiorizar la mecánica del movimiento, y luego integrarlos en situaciones reales o simuladas de juego.
Algunas recomendaciones prácticas:
- Ejercicios de repetición técnica: series de pasos laterales y cruzados con foco en la postura, coordinación y equilibrio.
- Simulación de acciones de juego: ejercicios que impliquen leer una jugada, decidir qué paso utilizar y terminar en una acción concreta (bloqueo, salto, despeje).
- Uso del vídeo: grabar y analizar los desplazamientos ayuda al portero a tomar conciencia de sus gestos y corregir errores.
- Trabajo de piernas y core: fortalecer la musculatura implicada mejora la estabilidad y agilidad.
Conclusión
Dominar los desplazamientos laterales es mucho más que saber moverse de un lado a otro. Es entender el juego, anticiparse, posicionarse y actuar con criterio, siempre manteniendo el equilibrio y la disposición para intervenir. Cada paso, por simple que parezca, es parte de una cadena de acciones que pueden culminar en una atajada decisiva.
El portero que sabe desplazarse no solo se acerca al balón: se adelanta al juego.
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